En medio de los reclamos que vienen llevando por tierra, vivienda y asistencia, los vecinos de los asentamientos Galvan III y Lomas II no solo repudian el silencio e indiferencia de los funcionarios responsables sino que denuncian lo que consideran “un vergonzoso accionar policial” en recientes manifestaciones realizadas por las agrupaciones sociales

A continuación, reproducimos textualmente el material enviado por referentes sociales:

En la manifestación realizada el pasado 1 de agosto en la bajada del puente (3 de Abril y Chaco) la policía reprimió brutalmente a los vecinos del Galvan III, tirando con balas de goma a los manifestantes y sus caballos (que son el medio de trabajo para los carreros), soltando los perros a niños y embarazadas y pegando a mujeres y hombres. Según se informaron los vecinos, la orden fue dada por el Ministro Gustavo Valdés, que mandó a ‘’barrer’’ a los manifestantes.

El 6 de Agosto, en un reclamo conjunto de los dos asentamientos, el grupo PAR les impidió cocinar a leña para los niños llegado el medio día. Por orden del Subsecretario de seguridad, Luis Bravo, la policía pateó la leña que usarían para cocinar y ordenó a los bomberos que tiraran con la manguera aún estando en el medio niños, embarazadas y madres con bebés en brazos. Además, los vecinos fueron filmados por los policías con sus celulares, bajo la orden de uno de ellos, quien, con el dedo, señalaba a quienes debían ser registrados.

En la mañana del 13 de agosto un grupo de vecinos del centro comunitario Villa Tarima y Galvan III logró reunirse con el jefe de policía Juan Alfredo Ojeda, a quien acudieron para identificar a los policías que, según se ve en las fotos, violentaron con palos y escopetas a mujeres y niños. Ojeda se negó a identificarlos, e izo una vaga promesa de investigar lo ocurrido, pero no quiso programar una próxima entrevista para que los vecinos puedan ver los avances de esa investigación y averiguar el nombre de los policías denunciados. El jefe policial defendió el derecho al libre tránsito, mientras que los vecinos le recordaron que para con ellos se están violando otros básicos, como alimento, techo, trabajo.

Después de años de notas y pedidos formales y semanas de manifestaciones, los asentamientos siguen sin respuestas.