El famoso periodista participó del ciclo de Divina comida y contó cómo fue su relación con sus padres y uno de los momentos más difíciles de su niñez.

Para una de sus últimas emisiones, Divina comida contó con la participación de Marcelo Polino , Silvina Escudero y José María Muscari, CAE y Pía Slapka. Y fue el turno de la modelo para abrir la puerta de su casa y así convertirse en la anfitriona de una particular noche.

Mientras los platos con delicias vegetarianas se servían en la mesa, poco a poco las charlas se iban desenvolviendo y cuando llegó la hora de analizar frases del pasado de los artistas, una en particular llamó la atención: “Cuando conocí a Yanina Latorre pensé que era una chica trans”.

“Por el aspecto o por la voz“, dijo Marcelo Polino y continuó: “Yo soy muy amigo de Flavia Palmiero, y a ella le encanta festejar todos los años su cumpleaños en esa casa maravillosa que tiene en Barrio Parque. Estaban Celeste Montanari, que es una chica trans que yo conocía, otra chica trans y una rubia. Ella todavía no era Yanina Latorre, entonces pensé eso. Pero ni siquiera había hablado con ella”.

La charla tocó todo tipo de matices, pero llegó el momento más íntimo de la mano de Marcelo Polino al relatar su dura infancia y cómo perdió la esperanza de ser padre: “Cuando pensé en un niño, lo hice desde el amor y para devolverle a la vida todo lo que yo recibí. Yo empecé muy de abajo. Cuando terminé el secundario me vine de Tres Arroyos a Buenos Aires, y llegué a no tener para comer”.

Y el periodista continuó: “A mi padre nunca lo conocí, y mi mamá se quedó allá. Viví un año con mis padrinos, pero después dormí en las plazas mucho tiempo. Yo pensaba que ser famoso me iba a acercar a la felicidad, y no hay nada más alejado de la felicidad que estar en la televisión”.

Luego, Marcelo Polino reveló cómo inició su carrera en el espectáculo: “Un día, caminando por Corrientes trabajando de cadete, me compré tres trucos de magia y empecé a animar fiestas infantiles. En eso veo que Pipo Pescador estaba haciendo pruebas para elegir un mago. Había como quince, pero me tomó a mí porque: ‘vos sos muy carismático y angelado’. Desde aquel día que estoy agarrado de esa frase”.

“Pipo tenía una hija, Carmela, que vivía en España y de la que siempre me hablaba. Ella vino a Buenos Aires, nos enamoramos, y yo me fui a vivir con ella a Europa. Trabajé de mago en España”, finalizó Marcelo Polino.