La cifra difundida ayer por el Indec dio cuenta de una realidad extrema, que en los últimos días varios de los ministros del gabinete nacional intentaron apaciguar con manifestaciones aun sin el sustento técnico respecto a una recuperación en los primeros meses del año. Pero la verdad está en las cifras, y ayer el Indec dio precisiones: a nivel país la desocupación llegó al 9,1%, y en la Provincia el impacto fue contundente, con un 7,2% (la cifra más alta del nordeste).

Si bien los guarismos locales están por debajo de los nacionales (país 9,1%; provincia 7,2%), la cifra se duplicó en un año. En 2017 era del 3,1%.

Si bien el número está por debajo de la media nacional, la cuestión es preocupante ya que en un año (desde fines de 2017 a diciembre de 2018) el índice pasó del 3,1% al 7,2%. El deterioro del mercado laboral correntino viene a colación en el fuerte impacto de las medidas nacionales y la fragilidad de las economías regionales para con ellas. A saber: el sector textil sintió el año pasado una fuerte caída del empleo, con despidos y suspensiones en todas las plantas ubicadas en la provincia; también el sector rural vio disminuir la fuerza laboral con la alta carga que los empleadores deben pagar, y la caída de algunos mercados, sumado a la situación climática que dejó su huella en el 2018; el el comercio con la caida del consumo. En el segundo semestre la caída fue acelerada. La desocupación cayó un punto en períodos sucesivos, llegando al cálculo final del 7,2 por ciento del último bimestre. En economías pequeñas como Corrientes, de desarrollo incipiente en varios rubros vinculados a la producción primaria y en un contexto nacional de escasas oportunidades para los emprendedores, el impacto fue certero. Y si a ese punto se le suma la caída de la construcción privada, la cuestión salta a la luz en los números informados ayer por el Indec. Corrientes sufre las políticas nacionales económicas, y sus consecuencias perdurarán.

Viernes, 22 de marzo de 2019