En la fiesta de Santa Lucía y ante una masiva participación de fieles, el prelado reiteró su convocatoria a trabajar por la preservación ecológica. Además, instó a “doblar la rodilla delante de Dios y no ante el poder, el consumismo y la idealización a la tecnología”.

Santa Lucía celebró ayer su fiesta patronal y además los 402 años de su fundación, por lo que hubo masivos actos, siendo el santuario el epicentro que recibió a devotos locales y de diferentes localidades; la misa central estuvo presidida por el obispo de Goya, Adolfo Canecín, quien ratificó el compromiso por el cuidado del medio ambiente.
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Durante la jornada hubo varias misas y al mediodía se realizó un gran almuerzo comunitario. A la tarde se hizo una procesión por las calles del casco céntrico y a continuación la celebración eucarística central.
Al inicio de su alocución, Canecín destacó que “402 años atrás, cuando nacía nuestro pueblo y comenzaba la devoción a Santa Lucía en este lugar, seguramente nadie imaginaba que iba a perdurar en el tiempo, llegando a ser lo que ahora es. Una multitud incontable de fieles de distintos rincones del país”. En alusión a la patrona, dijo que “venimos a agradecer el don de la vista y venimos a pedirle que nos la cure, la sane y nos la conserve y que nos ayude a mirar más y mejor, con mayor profundidad, con mayor nitidez”. Y, a partir de esta reflexión, invitó a “mirar con los ojos de Dios la casa común, el planeta tierra”.
A la vez que aseguró que “todos somos corresponsables del estado de la casa común. Los bebés nos preguntan ‘¿cuando seamos grandes tendremos agua pura y limpia para beber, tendremos aire para respirar y no contaminarse, habrá peses en el río, las aves seguirán cantando y volando, las especies seguirán floreciendo?’”.
En tanto que advirtió: “El deterioro ambiental es dramático y la decisión tiene que ser urgente, audaz, en el mundo entero, ponernos las pilas para que, con la mirada de Dios, por intercesión de Santa Lucía, podamos descubrir que tenemos que ser custodios, administradores de la casa común”. Y pidió “que no prime el rédito económico para envenenar la tierra, el agua o el aire, que no prime el consumismo que lleva a deteriorar la casa común. Se nos exige un cambio de mentalidad, urgente, no podemos dilatar, pensemos en las generaciones que vienen qué mundo les estamos dejando”, subrayó Canecín y exhortó: “Pensemos si esto para en nuestro pueblo, tiene una aplicación real”.
Profundizando en la meditación, según pudo saber El Litoral, Canecín recordó que “ante el nombre de Jesús doblamos la rodilla, no delante del poder, no del tener, del dinero, del placer, del consumismo, de la idealización de la tecnología actual”. Aclaró que si bien “son obras de nuestras manos, les terminamos rindiendo culto y eso se llama idolatría. Solamente a Dios tenemos que adorar y necesitamos mirar con sus ojos”, insistió.

Jueves, 14 de diciembre de 2017