Una serie de hechos que dejaron al descubierto el desmadre disciplinario por el comportamiento de policías de la provincia, pusieron en la mira la falta de mando del ministro Horacio Ortega. Asuntos Internos nunca informó ni investigó a los policías involucrados en Itatí. Al contrario, el comisario Ocampo Valenzuela, jefe de la comisaría, recibió el respaldo político del ministro a pesar de haber sido acusado por la población.

La seguidilla de hechos delictivos que involucra a efectivos de la fuerza de seguridad provincial, dejaron en falsa escuadra al titular del Ministerio de Seguridad Horacio Ortega.
Policías involucrados en casos de cuatrerismo, coimas y connivencia en un caso de homicidio que fue resonante en Mercedes, efectivos sindicados por la población por su vinculación con el narcotráfico en Goya, el comportamiento de oficiales en la Comisaría de Ramada Paso hace algunos meses atrás, la participación de un efectivo penitenciario en un caso de arrebato en la Capital, y la nunca investigada por el Departamento de Asuntos Internos de las vinculaciones con el narcotráfico del personal policial de la Comisaría de Itatí, sumado a la falta de controles camineros efectivos para combatir el tráfico de vehículos con estupefacientes, sumaron la peor nota a uno de los ministerios con más bajo índice de efectividad.

Los cambios en los mandos medios, tales como jefaturas internas y en las comisarías, no dejó sino un sabor amargo en las filas policiales, que abonaron como caldo de cultivo al malestar creciente por el exiguo aumento otorgado por el gobierno para el 2017.
Si a ello se le suma la denuncia de un jefe polical de Mocoretá sobre la falta de insumos para combatir el delito, hecha pública en las redes sociales, y con amenazas de sanción, más el resonante caso de policías cuatreros en Pueblo Libertador, y una amenaza a un juez surgida al parecer de las fuerzas policiales involucradas, es parte de todo un sistema corrompido, que no tiene el control debido desde el Ministerio que los tiene a cargo.

Varios años de falta un mando político fuerte comienzan a dar su fruto, y ahora se espera que en un año electoral comiencen lo que es una costumbre mal adquirida: la depuración política de sus integrantes, con traslados y purgas compulsivas.
Un clima enrarecido se vive en las comisarías debido a esta situación generalizada, que espera una oxigenación de la conducción política de la fuerza.
Por ahora Ortega cuenta con el respaldo del gobernador, pero el poder que se construye de abajo para arriba, va minando las bases de un ministro cada vez con menos plafond.

Miércoles, 15 de marzo de 2017