Se dice que el poder comienza a perderse al momento en que se pierde el mando. Sin alguien que ordene el pasaje hacia una sucesión en el gobierno provincial el año que viene, el poder se desgrana naturalmente. Las cúpulas de los partidos que lo integran desconocen en la práctica un liderazgo, y apuntan a atomizar el movimiento que crearan Ricardo Colombi y Sergio Flinta. El café frío apura el estado depresivo del gobernador, que busca refugarse en el interior para salir de la pelea de la fauna política que pulula en la Capital.

La muerte de la reforma constitucional, la imposibilidad de una reelección, y la palmaria realidad de que el próximo gobierno quedará en otras manos, hace mella en el carácter del gobernador, que por ahora pasa sus momentos más amargos. La distancia que hay hasta el 10 de diciembre del año que viene anticipa una larga agonía del colombismo, que ve cómo el poder se desgrana día a día.
Empezando de adentro hacia afuera, ECO hace implosión, y tiene su mayor fuerza dentro mismo de la UCR, donde desconociendo la voluntad del presidente Sergio Flinta, los mismos ministros del gobernador sacaron a renovar una varias veces frenada intención de ser sucesores del mercedeño.
Eduardo Peteco Vischi, el alfil hasta hace algunos meses, blandió su espada y quedó habiitado, con cierta bendición oficial, pero sin plafon aún .Su imagen bisoña no es tan popular en los sectores en los que se necesita estar. Sus ideas son proyectivas, pero su imagen intrascendente. No llega a los diez puntos y es difícil remontar sobre todo en la Capital.
Confiados en el poder de la caja del Estado, apuntan a la marquitenería como apoyo sustancial de gestión, pero sin impacto real en políticas de transformación, que a su vez se ven ralentizadas por la poca ayuda que la imagen en caída del gobierno nacional está teniendo en la ciudadanía, y con más fuerza en Corrientes, que votó mayormente en contra de Macri el año pasado en tres oportunidades.
Los socios de la entente, pusieron tímidamente en marcha sus aparatos de campaña. El primero de ellos, ELI, proyecta al presidente de la Cámara de Diputados Pedro Gerardo Cassani, que aún sigue muy bajo en las encuestas. En los relevamientos no alcanza ni a los dos dígitos.
Casi a la par, Pedro Braillard Poccard, que puesto en imagen mide alto, pero a la hora de proponerlo como gobernador, cae sobre él la nube oscura del 99 y de cómo abandonó el barco cuando debió ponerse al frente en el momento crucial de la recuperación del poder para quienes lo votaron.
Los partidos menores que intentan poner sus candidatos se retuercen en la disyuntiva de imponerse por imagen, o callarse por escasez de votos. Tal el caso del PRO que con Ingrid Jetter a la cabeza esgrime su mejor figura, pero que sin estructura, como le pasa al PRO en todo el país, renguea por todo el territorio a la hora de hacer campañas.
El ARI CC no tiene más peso que en la Capital. Sus aspiraciones no pasan del éjido capitalino y hasta allí llegaría su proyección máxima.
Proyecto Corrientes no posee imagen más que la de Gustavo Canteros, que aunque hace mucho marketing, no cuenta tampoco una impronta electoral potente, salvo algunos peronistas distribuidos en pequeños bunkers en cada localidad, pero sin peso electoral propio.
La figura de Nito Artaza, saltimbanqui de la política, con un pie ahora en el Frente Renovador, no hace más que romper con la UCR más todavía, y desmembrar cuadros que podrían ser vitales a la hora de pelear el voto a voto decisivo.
En fin, una coalición gobernante que tiene un camino de calvario hasta que logre unificar una idea de gobierno, que tampoco la tiene ni nunca la tuvo, salvo el pragmatismo de tener una cabeza ordenadora que dispendia los recursos y hace sobrevivir a todos, pero que de ahora en más aparecerá debilitada.
Como en esos reinos feudales, que envejecido el rey, comienzan a pelear por el manejo de los feudos, y a acaparar la Corte, ECO se disuelve en cada vuelta de cuchara en el café frío que se sirve a Ricardo Colombi en la Casa de Gobierno.

Miércoles, 24 de agosto de 2016