JUDO
Paula Pareto hizo historia en Río y Argentina tiene su primer oro
Venció en la final a la coreana Bokyeong Jeong. Es la primera deportista argentina de la historia en colgarse dos medallas olímpicas en disciplinas individuales.
Hernán Sartori ¿Estás dispuesto a soportar durante cuatro años que todos te pongan en la lista de ser medallista olímpica en Río de Janeiro? Paula Belén Pareto vive desde Londres 2012 con esa mirada del mundo deportivo encima. Bronce en Beijing 2008 y quinta en los últimos Juegos Olímpicos, provocó que el judo argentino tuviera una difusión impensada. Y ella aceptó el reto de sentirse observada. Y hoy, en la Arena Carioca 2 del Parque Olímpico, festejó con el puño derecho cerrado y lágrimas en los ojos porque aquí se convirtió en campeona olímpica. Por primera vez en su vida finalista de unos Juegos Olímpicos, consiguió ser la primera deportista argentina de la historia en colgarse dos medallas olímpicas en disciplinas individuales y la primera en que una de ellas sea de oro.
MIRÁ LA FOTOGALERÍA EN HD
La nadadora Jeannette Campbell abrió el camino de las preseas olímpicas para las atletas nacionales cuando se colgó la de plata en Berlín 1936. La atleta Noemí Simonetto la siguió con otra plateada en Londres 1948. Hubo que esperar cuarenta años para que la tenista Gabriela Sabatini también fuera de plata en Seúl 1988. Y los bronces llegaron después, con la velista Serena Amato en Sydney 2000, la nadadora Georgina Bardach en Atenas 2004 y Pareto en Beijing 2008. Hoy hizo doblete y su inmensidad se agiganta.
"No lo puedo creer. Se dio algo soñado. Sabía que era muy complicado. Estoy más que feliz, todavía no lo puedo creer. La fe fue la clave y la buena energía y esperanza de saber que se puede", dijo Pareto en el primer contacto con la zona mixta, seguida de Laura Martinel, su entrenadora, con un lindo saco blanco, que sí confiaba en su pupila: "Yo sí que lo puedo creer", afirmó con una amplia sonrisa.
Ami Kondo iba a ser un escollo duro en la semifinal. Es que la japonesa de 21 años fue campeona mundial en 2014 (le ganó a La Peque) y bronce en 2015, y ganó el Masters de este año en Guadalajara. Claro que Paula tiene pergaminos de sobra y es la actual campeona mundial, amén de haberse entrenado varias veces en Japón para incorporar la técnica y la filosofía de la cuna del judo.
Pareto logró lo que pocos lograrán en Brasil: ser locales en un estadio. La ovación y el aliento “¡Paula, Paula!” se hizo sentir sobre los abucheos brasileños cada vez que saltaba la banda argentina. Y se contagió Paula de ese aliento porque a los 27 segundos de la lucha logró un waza-ari, de vital importancia para el desarrollo de la pelea.
Porque más allá de recibir una penalización, obligó a la japonesa a atacar para buscar dar vuelta la lucha. Y Pareto la esperó. Sufrió un par de veces, sobre todo en una toma en la que pudo reorganizar su cuerpo en el aire para caer con los pies y no con la espalda. Y cuando llegó el gong digital, La Peque levantó el puño, festejó con su entrenadora y con la platea más cercana y salió rapidito para el vestuario. Venía la final.
La jornada había comenzado con dos victorias, por ippon a la rusa Irina Dolgova y por waza ari a la húngara Eva Csernoviczki. Así la médica Pareto celebró con fuerza pero con mucha concentración seguir en la elite mundial y olímpica después de ocho años. Una locura por donde se la mire para la abanderada del deporte argentino.
Paula Pareto ante la rusa Irina Dolgova. (Lorena Lucca . Enviada especial) Paula Pareto ante la rusa Irina Dolgova. (Lorena Lucca . Enviada especial) “En las dos luchas me salieron bien las cosas. Ojalá podamos seguir creciendo con toda la energía que me da la gente que está acá. Hay que ver qué pasa”, señaló La Peque tras los cuartos de final.
“Me siento bien. Ayer estuve con algunos problemitas, supongo que por el estrés, pero a la noche ya estaba bien. Me levanté bien y en las luchas se vio que estoy bien. Ojalá siga con la misma energía”, agregó Paula.
Pareto entró a la Arena Carioca 1 a las 11.20, caminó hasta el tatami 2 mientras la presentaban y se ganaba los aplausos de la hinchada argentina, presente con muchas banderas, y el abucheo de los brasileños. Subió a la superficie amarilla y dominó con contundencia a su rival hasta que la lucha se definió por ippon cuando la espalda de la rusa Dolgova golpeó contra el tatami. Así comenzó su camino en Río de Janeiro.
“Pude manejar la lucha y al final me resultó menos difícil de lo que esparaba”, comentó La Peque sobre su victoria en el debut olímpico, festejada con el puño derecho bien en alto mientras miraba a la platea más cercana.
Sin Martinel en la silla verde de plástico al costado del tatami, aunque sus palabras llegaban desde una butaca, Pareto comenzó a desequilibrar la lucha a los 99 segundos, aunque luego recibió una penalización a 1m41 del final. En una toma de contraataque logró su segundo yuko y a la rusa no le quedaba alternativa: tenía que buscar el ataque para revertir el resultado.
Pero cuando el reloj digital del costado del tatami marcaba que restaban 40 segundos, llegó el ippon de Pareto, el sinónimo del nocaut boxístico y el estadio explotó con los gritos argentinos.
La segunda lucha comenzó a las 12.25, ya con Martinel a un costado del tatami y con unos nervios que se sentían en la Arena, mientras en el otro tatami la local Sarah Menezes perdía contra la cubana Dayaris Mestre Alvarez, quien había derrotado a Pareto en la recordada lucha por el oro en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015.
Paula Pareto ante la húngara Csernoviczki. (Lorena Lucca . Enviada especial) Paula Pareto ante la húngara Csernoviczki. (Lorena Lucca . Enviada especial) La húngara Eva Csernoviczki, con diez centímetros de más, intentaba siempre tomarla a Paula de la nuca, pero cuando Pareto se clava en el tatami, su centro de gravedad se hace infranqueable. Y así se planteó la lucha, que tuvo como condimento que la europea se tomaba constantemente el isquiotibial izquierdo. Le dolía de verdad.
“Me desconcentró su lesión, pero durante toda la lucha intenté mantener el foco en lo mío. No fui a correrla porque ella tampoco venía. Si ella no atacaba y yo ya iba ganando, no me hacía falta perder tiempo en eso. Fue una lucha complicada”, advirtió.
El juez penalizó a la húngara por salir del tatami y por otra infracción, pero el gran golpe de Pareto llegó a 40 segundos del final de la lucha, con un waza ari que sentenciaría el duelo.
Vivir ocho años en la elite mundial y olímpica no es para cualquiera. Mantenerse es más difícil que llegar. Y Paula Belén Pareto no sabe quedarse quieta. Ella es así. Quiere más gloria.
Sábado, 6 de agosto de 2016
|