Tuvo dos hijos suyos en el anonimato total. Ella decidió buscarlo y así comenzó su historia de amor.

Una mujer se enamoró de su donante de esperma, después de que esta decidiera buscar al padre de su hija. Amina Hart ya había dado a luz a dos hijos, aunque ambos fallecieron prematuramente por una enfermedad genética que ella padece. Ambos formaron una familia, a la que se unieron otros 4 hijos de Scott Andersen.

Hart, de 42 años y nacida en Melbourne, Australia, utilizó una donación de esperma para quedar embarazada, y después de haber dado a luz decidió buscar al padre de la niña, del cual se acabó enamorando.

La australiana ya había tenido dos hijos con dos parejas, aunque ambos bebés fallecieron. El primero murió con 4 meses, y el segundo con 14. "Es algo que no podés describir con palabras. Tuve dos parejas y dos hijos, pero no fue hasta el segundo que me diagnosticaron un desorden genético", asegura Amina al Daily Mail.

Sin embargo, y a pesar de no tener una pareja, Amina decidió no desanimarse ante la idea de tener un hijo, y a pesar de tener una probabilidad del 75% de tener otro niño con la enfermedad, decidió embarazarse utilizando el esperma de un donante anónimo.

Para decidir a qué donante escoger, a Amina le entregaron 3 perfiles de posibles candidatos, y escogió el de un hombre que asegura ser "feliz y tranquilo", sin enfermedades físicas o mentales y que ya había tenido 4 hijos sanos, algo que para la australiana resultaba esencial.

La pequeña Leila nació en 2012, y debido a que Amina no volvió a ver a su padre desde que tenía 12 años ya que los ojos azules y pelo rubio de su hija no encajaban con los tonos oscuros de ella, decidió que la niña debía poder conocer a su padre, algo a lo que Scott no se oponía según rezaba el perfil que redactó para la clínica.

La madre de Amina indagó en la red, y terminó por encontrar a Scott. A pesar de las dudas que tenía al principio, decidió dejar una vía de contacto para el hombre en la clínica además de una foto de la nena, y este le escribió un correo y decidieron encontrarse.

A medida que las visitas para que la niña viera al padre aumentaban, ambos comenzaron a enamorarse, y al cabo de unos meses iniciaron una relación estable. "Para mi es un comienzo feliz, más que un final feliz. Un capítulo precioso de una vida de felicidad y alegría", asegura Amina.

Miércoles, 12 de noviembre de 2014