Malcolm Myatt, un británico de 68 años, sufrió un transtorno hace 9 años en el que se vio afectada su sensibilidad. Esa situación le impide dejar de mostrarse contento, y así será hasta el último de sus días.

Malcolm Myatt era un hombre común y corriente. Su vida transcurrió normalmente hasta el 2004. Hasta que ahí sufrió un ictus (transtorno que altera la circulación de la sangre en el cerebro). Salvó su vida pero se vio afectada la sensibilidad de la parte izquierda de su cuerpo.

A partir de ese momento, Malcolm nunca está triste... Pero no porque le encuentre un lado positivo a la vida (más allá de que así sea) después de lo que tuvo que superar sino debido a que, simplemente, su cerebro, y en particular el lóbulo frontal que controla las emociones, "borró" la posibilidad de sentir tristeza. Por el impacto del ictus, un estímulo del cuerpo le impide cerrar la boca en su totalidad.

Este jubilado británico de 68 años, que fue camionero, pasó 19 semanas en el hospital y varios meses de rehabilitación. "Yo nunca estoy deprimido. Estar triste no me habría ayudado a mejorar. Mi condición es una ventaja. El ictus podría haber sido mi peor enemigo, pero no se lo he permitido”, le confesó Malcolm al diario británico The Telegraph.

Los medios de Inglaterra apodan a Malcolm como Mr.Happy (en la traducción es "hombre risa"), ya que siempre aparenta estar contento y sonriente.

Miércoles, 14 de agosto de 2013