La mediática contó una actividad desconocida, que se vincula con sus inicios en el mundo del trabajo.

Visceral, reactiva y expresiva. Cinthia Fernández siempre ha exhibido sus rasgos de la personalidad que se vinculan con la capacidad de manifestarse de manera cruda, con la inmediata reacción de sus sentimientos y sin filtros, ni posturas impostadas.

Esas características la convirtieron en una panelista con sustento, por la capacidad de refutar, de debatir y de construir intercambios álgidos con sus compañeras o invitados. Cinthia no suele ocultarse en una cortina de lo correcto, todo lo contrario.

Además, la morocha se mueve con naturalidad y mucha vehemencia en las redes sociales, donde salta continuamente a exhibir las beldades de su cotidianidad, por eso postea todo tipo de actividades que le acontecen día a día, como su gimnasio tremendo que se armó en su mansión.



En ese universo de las plataformas digitales, Cinthia se animó a romper un misterio, a revelar una incógnita de su vida, una arista que siempre llamó la atención de la opinión pública y que se relaciona con su recorrido profesional y los orígenes de su fama.



En esta ocasión, un usuario aprovechó la apertura del feedback en su cuenta de Instagram, ese puente para acercarle inquietudes a la panelista, y le fue directo al hueso al preguntarle: “¿A qué edad comenzaste a trabajar? ¿Has tenido otro trabajo que no es en la televisión?”.


Así se produjo la revelación de Fernández sobre cuál fue la primera actividad remunerada que realizó, que se encuentra lejos del mundo de los medios, y contó: "A los 15 años empecé bañando perros y cuidando una boa albina en una veterinaria por 30 pesos al mes. A que esa no la tenían".

Una sorpresa mayúscula, dado que nadie se imaginaba que la morocha pudo haber desarrollado una ocupación de ese calibre y sobre todo que tuvo a su cuidado una serpiente.

Martes, 26 de abril de 2022