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AVENIDA PATAGONIA Y SARMIENTO Frente al anfiteatro, un médico discutió con un motociclista y le apuntó con pistola El incidente se produjo luego de una maniobra de tránsito entre ambos conductores que derivó en insultos. Intervinieron policías motorizados. ![]() A pocos metros del emblemático Anfiteatro "Mario del Tránsito Cocomarola" en la ciudad de Corrientes, la avenida Patagonia fue escenario de un estallido de furia que transformaría una simple discusión de tránsito en un grave altercado con consecuencias impensadas. La historia comenzó con una maniobra. Un automovilista intentó cambiar de carril para ingresar a la intersección con la avenida Sarmiento. Al volante estaba un hombre de 67 años, médico de profesión, que vestía su uniforme para una jornada laboral de rutina ordenada y predecible, pero todo cambió cuando un motociclista que iba detrás por poco no se estrelló debido al modo temerario en que se desplazaba. Al frenar emitió un bocinazo y comenzó a proferir insultos al automovilista. La situación no quedó ahí sino que se prolongó en un intercambio de palabras que derivó en gritos, hasta que el galeno, ya irritado, bajó su ventanilla con el ceño fruncido. El motociclista, envalentonado y sintiéndose dueño de la razón, se le puso a la par. Las palabras subieron de tono, los insultos volaron de un lado a otro. Lo que había sido una simple diferencia de opiniones en la carretera se transformó en un duelo de egos. El médico, acostumbrado a una posición de autoridad y respeto, se sintió subestimado. El joven, sintiendo la adrenalina del momento, veía en el conductor del auto un símbolo de la arrogancia que lo exasperaba. "¡Mire por dónde va, viejo!", le habría dicho el motociclista, haciendo gestos con las manos. El médico, enardecido, respondió con la misma vehemencia. En un instante de pura rabia, el joven desenfundó de su mochila una cadena con un candado que usaba para asegurar su moto. El objeto, pesado y amenazante, giró en el aire, una clara señal de que el altercado verbal estaba a punto de volverse físico. La intimidación fue un punto de quiebre. El miedo se mezcló con la furia en la mente del médico. La cadena con el candado se convirtió en una amenaza real. En ese momento, y quizás sin pensarlo demasiado, el sexagenario reaccionó de la única manera que consideró posible para contrarrestar esa escalada de violencia. Desde el interior de su automóvil extrajo una pistola. Era una pistola Pietro Beretta calibre .22 mm, una de esas armas pequeñas pero con un poder de disuasión innegable. Con el arma en la mano, cargada con cinco municiones, el médico apuntó al motociclista. El sonido del metal al ser empuñado detuvo el movimiento de la cadena en el aire. El silencio se hizo en el cruce de Patagonia y Sarmiento, un silencio denso y pesado, sólo roto por el suave ronroneo de los motores cercanos. El tiempo pareció detenerse. Varios conductores y transeúntes que observaban la escena con curiosidad, de repente se quedaron paralizados. Lo que segundos antes era un espectáculo callejero, ahora se había convertido en una situación de vida o muerte. La línea entre un arrebato de ira y un delito grave se había cruzado. Afortunadamente, el destino quiso que en ese preciso momento agentes motorizados del grupo Grim se encontraran en la cercanía. Los policías, participando de un amplio operativo de prevención en la zona, vieron la conmoción y se acercaron de inmediato. Lograron calmar los ánimos y, con la situación bajo control, procedieron a la requisa. El médico, todavía con el arma en la mano, obedeció las órdenes policiales y entregó la pistola. Jueves, 7 de agosto de 2025 |